Camino a la cancha voy especulando con qué tipo de partido me encontraré. Nada de promesas, nada de declaración de intenciones. Realidades concretas y bien definidas. Tanto uno como el otro saben lo que quieren. ¿Qué pasará?, ¿Quién lo logrará?, ¿Qué actitud tomarán? Interrogantes que me surgen y a los que no puedo darles respuestas, ya que hay que esperar a que empiece a rodar la pelota para definir el juego de los contendientes.
Suena el silbato y la pelota comienza a rodar, y junto con ella rueda el vilo. La tensión será la protagonista exclusiva de este partido, pues ninguno piensa perder y ambos quieren ganar.
Unión y Perros Viejos son los equipos. ¿Antecedentes entre ellos? si, claro, como no: 3 a 3 el último partido en que estos equipos se vieron las caras. No hubo diferencia ni en el marcador ni en el juego. Creo que nuevamente el resultado está cantado de antemano.
La pelota rueda y rueda, la fricción la acompaña, la ofensiva de ambos no se queda atrás, la sincronización y la garra nos declaran que ellas también son parte de este cotejo, ¿Y el calculo?, ¿Y la estrategia?, ¿Y la emoción contenida? ¿Acaso nosotras, me dicen al oído, no somos parte de este tipo de partido?. Claro que si, responde quien suscribe, y ahí no más sin pedir permiso se instalan en la cancha.
La emoción tarda en manifestarse, pero llega su momento. Aproximadamente a los 10 minutos del primer tiempo Perros Viejos hace flamear la red. Igualmente esto no significa nada, pues los de Perros Viejos saben que no se tienen que descuidar, ya que enfrente tienen un rival que es de respetar. Y no me equivoco con lo que digo, ya que, como si nada hubiese pasado, Unión demuestra que tiene con que. Nombre: Miguel, apellido: Escobar, oficio: atacante por naturaleza, pasatiempo: hacer goles; y como recordando la frase de general San Martín: la realidad se hace con hechos, Miguel Escobar cumple con lo que promete.1 a 1 se pone el partido. ¡Qué lindo!, ¡Qué lindo! No me quiero perder un segundo de este partido.
Segundo tiempo. Nuevamente la pelota comienza a desfilar por la cancha y la disputa a la par de ésta. El gol llegará. Estoy seguro. Nombre: Jorge, Apellido: Martínez. Gol de Unión a poco del comienzo del segundo tiempo. 2 a 1 a favor de Unión. De ahí en más el final es incierto. Palo y palo; ofensiva y ataque; freno y aceleración. Yo se que esto no termina con dicho resultado. Y así será. Apellido: Arismendi, nombre: Martín. 2 a 2 y el partido acaricia el final. No da para más. E l resultado se materializa y los rivales se van con la sensación de que estuvieron ahí del triunfo.
Aplaudan, aplaudan, no dejen de aplaudir, que el buen juego de Unión y Perros viejos vino y no dejará de venir.
Felicitaciones compañeros. Estoy contento por el partido que brindaron. Sin embargo, no puedo ocultar un sentimiento que al mismo tiempo el partido despertó en mí y en muchos otros compañeros que estaban presenciando el cotejo: amargura. Entiendo que las pasiones afloran en los partidos, y más en uno de estos, pero no dejo de olvidar que somos compañeros, amigos en algunos casos, adultos y docentes, y por eso pregunto: ¿Creen que todos nos estamos comportando de la misma manera en el campeonato?, ¿Creen que la racionalidad debe estar por sobre lo emocional?, ¿Creen que podemos educar y/o instruir a los chicos si nosotros como adultos nos comportamos como chicos? Invito a la reflexión. Entiendo que todos estamos en condiciones de ponerla en práctica.
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