El menemismo transfirió las escuelas nacionales a las provincias, sin transferirles los recursos para sostenerlas, con el claro objetivo de desresponsabilizar al gobierno nacional de la Educación. Lo hizo aplicando las recetas que le imponían el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Otro tanto impuso con la nefasta ley federal de educación, primarizando un tramo de la secundaria y abriendo la puerta al vaciamiento de la Educación Publica.
También hay que decir que la Lucha de la Comunidad Educativa, encabezada por la CTERA, impidió que se aplicaran las reformas conocidas como de segunda generación: transferencia de las escuelas de las provincias a los municipios, arancelamiento de las escuelas secundarias, contratación precaria de docentes, etc, etc. . No pudieron hacer en Educación lo que si hicieron con mayor profundidad en el sistema de Salud, que resultó mucho más golpeado.
Tampoco pudieron hacer desaparecer a las Escuelas Técnicas como era el objetivo, en un país destinado a no tener industrias. Fueron azotadas pero la lucha mantuvo su existencia.
La Carpa Blanca le impuso a Menem la aprobación del Fondo de Incentivo Docente, una norma absolutamente a contrapelo de esas políticas, ya que el estado nacional tuvo que volver a hacerse cargo de un tramo del salario docente en todo el país, desde Jujuy a Tierra del Fuego. Con el correr del tiempo el conjunto fue tomando dimensión de semejante logro en medio de políticas neoliberales.
Recién durante el gobierno de Nestor Kirchner los reclamos mantenidos por años por la CTERA pudieron ir encontrando concreciones. La Ley de Educación Técnica, que volvió a poner en valor la formación de técnicos para el desarrollo de una industria nacional. La derogación de la Ley Federal de Educación y la aprobación de una nueva Ley de Educación, que volvió a poner al Estado Nacional como principal responsable del Derecho Social a la Educación. La Ley de Financiamiento Educativo que enmarca la Paritaria Nacional Docente y, con ello, la posibilidad de los Trabajadores de la Educación de participar en la discusión no sólo de las condiciones de trabajo, sino de los lineamientos políticos específicos para todo el país. Un hito fundamental lo marca el acuerdo paritario sobre el Programa Nacional de Formación Docente.
En algo más de un año de gobierno de Mauricio Macri, ya han desmantelado o reducido buena parte de los programas nacionales dependientes del Ministerio de Educación. La lucha reciente frenó el cierre de los postítulos de Programa Nuestra Escuela.
Pero van por más, con el intento de dejar sin efecto la Paritaria Nacional. También la decisión de transformar el Instituto Nacional de Educación Técnica en una Agencia de “talentos” al servicio de las demandas empresarias y, lo que ha trascendido hace pocas horas con el intento de cerrar doce Direcciones que coordinan nacionalmente y con cada provincia las políticas referidas a cada nivel y modalidad educativos.
Es decir una suerte de balcanización de la Educación, librada a cada provincia, una nueva desresponsabilización del gobierno nacional y una clara intención privatista de brindar servicios de capacitación a las empresas.
Y por qué no enseñanza religiosa en las escuelas como es la vocación de algunos gobernadores, como Urtubey por ejemplo, en la provincia de Salta.
Esto es lo que está en disputa en este momento concreto. Simplemente vamos confirmando lo que ya sabíamos el día en que votamos en la segunda vuelta presidencial, esos eran los dos modelos en pugna. Lamentablemente los hechos nos fueron dando la razón y el voto a Macri puso en manos de la oligarquía y los monopolios empresarios las conquistas de tantos años de Lucha.
Pero sabemos de adversidades, no nos quedamos en los diagnósticos sino que luchamos para transformar la realidad y ponerla en favor de los intereses populares.
Walter Ormazábal, Miembro de la Mesa Provincial de la CTA de los Trabajadores y de la Agrupación Granate del SUTEBA